miércoles, 20 de octubre de 2010

Un gato de angora grande y viejo













Walt Whitman murió el 26 de Marzo de 1892, en la casa que había comprado menos de diez años antes en Camden, New Jersey; tenía el aspecto de un rey del Antiguo Testamento o, como escribió Edmund Gosse, de "un gato de angora grande y viejo". Whitman aprendió a leer en una escuela cuáquera de Brooklyn, gracias a lo que en aquel entonces se conocía como "método lancasteriano" (por el cuáquero inglés Joseph Lancaster). Un único maestro, ayudado por niños monitores, se hacía cargo de clases de unos cien alumnos, diez en cada mesa. A los más pequeños, sin distinción de sexo, se les daba clase en el sótano; cuando eran mayores las niñas aprendían en la planta baja y los varones en el piso superior.
Uno de los maestros de Whitman comentó que le parecía "un buen muchacho, torpe y de aspecto descuidado, pero común a los otros en todo lo demás".
Dejó la escuela a los once años y empezó a trabajar en las oficinas del abogado James B. Clark a quien aquél muchacho le cayó tan bien que lo suscribió a una biblioteca ambulante. Eso, dijo Whitman más tarde, "fue un acontecimiento decisivo en mi vida de aquella época".
De la biblioteca sacó y leyó "Las Mil y una noches" entre otros.
"Durante los veranos me marchaba al campo o a las costas de Long Island, y allí, bajo la influencia del aire libre, fui leyendo de cabo a rabo el Antiguo y el Nuevo testamento y asimilé a Shakespeare, Osián, Homero, Esquilo, Sófocles, los antiguos poemas hindués y a Dante. Desde entonces me he preguntado por qué no me abrumaron aquellos poderosos maestros. Probablemente porque los leí en plena presencia de la Naturaleza, bajo el sol, ante extensos paisajes y panoramas o cerca del agitado mar".

Extractado de
Una Historia de la Lectura,
de Alberto Manguel

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