martes, 5 de octubre de 2010

El duelo postergado















Un duelo puede postergarse por diversas razones, pero por el motivo que sea suele quedar arrumbado en un lugar remoto al que rara vez regresamos de manera voluntaria. Tiene que ocurrir algo que nos haga tomar contacto con aquella herida otra vez para que reiniciemos ese proceso que quedó trunco.
A veces ha pasado tanto tiempo desde que se produjo la herida, que no tenemos idea de donde proviene ese vago malestar general. O esa sensación brumosa de que algo no anda bien. O esa percepción de que estamos bajo los efectos de alguna rara anestesia que nos hace insensibles a muchas vivencias.
Y como el hombre es animal de costumbre, acomodaremos nuestra historia alrededor de esa herida sin sanar, que formará parte de nuestra identidad como un tatuaje interior.
Pero mientras sigamos andando por la vida con nuestras heridas a cuestas y nuestros duelos inconclusos, nos sentiremos menos livianos para disfrutar los acontecimientos alegres y más abrumados para enfrentar las situaciones difíciles. Es que los asuntos pendientes se cuelgan de manera invisible de nuestras espaldas y entorpecen de manera palpable la felicidad.

Victoria Branca,
Extractado de mi libro
Tal vez Mañana

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vicky!!!!!....ese fragmento del libro me parece muy bueno ! q bueno poder releerte asi también. tqm Maite Torralba =)

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